Para la astrología Védica, los planetas no solamente son grandes masas físicas gravitando alrededor de nuestro sistema solar, sino que también son contenedores de las energías psíquicas que influencian el modo en que percibimos la realidad. La nueva humanidad de los tiempos actuales está despertando al entendimiento de que somos más que un cuerpo limitado a la materia. Nuestra integridad como persona, no se limita al campo físico, sino también, a una dimensión más sutil donde coexiste el mundo emocional, mental e incluso un nivel aún más profundo, el alma misma.
Estos vehículos sutiles que integran lo que somos como seres humanos, responden a un configuración perfectamente orquestada, donde el microcosmos y el macrocosmos se interconectan. Al decir esto, doy sentido al hecho de que los planetas son energías sutiles y psíquicas, operando a estos niveles profundos de nuestra composición como seres humanos.
Cada planeta, domina un patrón energético que es necesario perfeccionar a su mayor escala de frecuencia. La existencia, es una escuela de aprendizaje, declaran los metafísicos y el pensamiento oriental. Encarnamos tomando un cuerpo humano para aprender y evolucionar. Cada planeta viene a representar una materia de aprendizaje.
Los seres humanos a través de los tiempos venimos lidiando con los mismos dramas: Temas de amor, poder, familia, salud, disciplina; Porque son estos temas los esenciales en este nivel de evolución y estos vienen a formar la gran escuela cósmica, donde los maestros son los planetas.
Vamos a conocer cada una de estas materias:
El maestro Saturno, quien se ancla en el chakra raíz: Muladhara chakra. Este nos enseña acerca de la disciplina. El chakra raíz nos conecta con la tierra, con ese elemento sólido que sirve de base y fundamento para construir una vida estable. Saturno nos exige lo mismo, fundamentos firmes y estables en la personalidad y en la manera de percibir la realidad.
El Maestro Júpiter, quien se ancla en el 2do chakra: Swadisthana chakra. Este nos enseña nuestra capacidad de expandirnos a todos los niveles. Crecer en sabiduría; En el sentido de dar y recibir; Fertilidad y abundancia.Un buen Júpiter nos hace bondadosos, en disposición de siempre querer dar y encontrar el lado positivo y filosófico a las eventualidades de la vida.
El Maestro Marte, quien se ancla al 3er Chakra: Manipura chakra. Este nos enseña la capacidad que tenemos de ser valientes y guerreros, es esencialmente el poder de la voluntad y el coraje.
El Maestro Venus, quien se ancla al 4to chakra: Anahata Chakra. Este nos enseña acerca de la materia más importante que es el amor. En esta dimensión Venusiana, escalaremos hasta comprender el amor desde su nivel de más alta frecuencia, donde habitan las virtudes de: La compasión, el compromiso y el correcto fluir entre el dar y el recibir.
El Maestro Mercurio, quien se ancla en el 5to chakra: Vishudda chakra. Este nos enseña acerca de la comunicación y el poder de la expresión. La capacidad de transmitir nuestras ideas. En esta dimensión Mercuriana, queremos aprender a comunicar de manera efectiva sin teñir la comunicación de tonos que lastiman, manipulan o distorsionan la claridad de lo que se transmite.
El Sol y La luna se anclan en el 6to Chakra: Ajna Chakra, en el tercer ojo. Las luminarias son las energías más importantes a nivel bio-energético, donde creamos la armonía entre lo femenino y lo masculino, nuestro lado Yin/Yan. En sentido práctico es la sabiduría de entender y coexistir con la dualidad. Este balance se corrompe cuando caemos en fanatismo, ideas extremas, rechazamos en exceso la oscuridad por entender que la luz es la salvación. El camino sabio es aquel que abraza las sombras, porque también ellas son maestras.
El último Chakra: Sahasrara chakra. El cual esta situado en la coronilla de la cabeza, este es libre de toda influencia planetaria.Es donde nos sumergimos en la comprensión no dual de la existencia. En este último chakra alcanzamos la auto-realización, entendiendo nuestra esencia de almas viviendo una experiencia terrenal.
Es nuestra autoridad divina gradualmente dejar que la luz de este chakra nos guíe y nos ilumine, hasta fundirnos en consciencia, con la luz que emana de el mismo.
Namasté.
Escrito por Claudia Peña David ©
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